lunes, 11 de noviembre de 2013

El verdadero amor si existe !!

Una de las cosas que más me indigna de la sociedad moderna es la falta de moral generalizada. Vivimos en una sociedad amoral y carente de valores. Y cuando hablo de falta de moralidad no me refiero a que la gente no acuda a la iglesia los domingos sino a la falta de discernimiento por parte del individuo para desarrollar una moral propia y ser capaz de decidir por sí mismo qué es lo que está bien y qué es lo que está mal, a ser posible al margen de influencias externas.
Por el contrario lo que prima hoy en día es una especie de  pseudomoral adquirida por la cual nos dicen lo que está bien y lo que está mal y nosotros a pies puntillas lo acatamos sin rechistar. El que mata es un asesino, el que roba es un ladrón y punto final. La gente no se para un minuto a meditar la validez de los valores socialmente impuestos porque resulta mucho más  cómodo -o como diría una buena amiga, bastante más descansado para el alma- no cuestionarse este tipo de cosas y dedicar nuestro tiempo a ver la televisión.
Así resulta, y además con mucha frecuencia, que la historia de algunas personas es doblemente triste porque no sólo tienen que vivir el drama propio de su situación sino que además tienen que hacerlo enfrentando el rechazo social de todos aquellos ciegos e intolerantes que se permiten el lujo de condenar la conducta del prójimo desde la más profunda ignorancia. Así es como en los países occidentales nos echamos las manos a la cabeza cuando vemos que en algunos países árabes se paga con la cárcel la homosexualidad y sin embargo no queremos ver que en nuestros propios países se llevan a cabo atrocidades aún peores. La historia nos ha demostrado en sobradas ocasiones que las mentes más brillantes y geniales que han existido en muchos casos han pasado por auténticos locos en su tiempo y hoy en día aún seguimos rechazando al que piensa de forma diferente a la socialmente aceptada tomándole por un loco o un inadaptado social.
La historia de hoy es una reflexión para todos aquellos que piensan que “robar está mal”, “que la ley está para cumplirla” o que “si está en la cárcel por algo será”:
Mary Kay Letourneau era un profesora de Seattle que vivía una situación familiar muy tensa. Casada y con cuatro hijos el matrimonio de Mary Kay, de 34 años, era de todo menos feliz. Las discusiones familiares eran frecuentes y la situación resultaba insostenible desde que Mary Kay había descubierto que su marido Steve tenía una relación con otra mujer.
Como ambos sueldos apenas llegan para pagar las facturas de la extensa familia Mary Kay da clases particulares en su casa a algunos de sus alumnos y así fue cómo, un buen día de 1996, se desarrolló una acalorada discusión familiar estando presente Vili Fualaau, uno de sus alumnos de 13 años de edad. Cuando la discusión empezó a subir de tono el alumno decidió marcharse y Mary Kay, poco después, también salió llorando y tomó su coche para ir a buscarle.
Mary Kay encontró a Vili algunas calles más lejos y ya en el coche juntos ella se desploma y comienza a llorar y a relatarle a Vili lo infortunado de su vida. Una cosa llevó a la otra y, cuando algún tiempo después un agente de policía se acercó al vehículo encontró a Mary Kay y a Vili en una actitud que podríamos definir como “algo más que cariñosa”. Dado que Vili tenía en aquel entonces sólo 13 años Mary Kay fue detenida y acusada de violación de un menor aún cuando el propio Vili declaró que aquello era cualquier cosa menos una violación y que además fue él y no ella quien inició voluntariamente la relación.

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